Un buen desayuno, sin prisas, donde podamos disfrutar de alimentos dulces y salados, es un básico para comenzar la jornada despiertos, con vitalidad, optimismo y buen humor. Prestarle al desayuno la atención que merece es sólo cuestión de organización, pero si, por vuestros horarios o rutinas, creéis que no podéis desayunar con calma, disfrutando del momento, os recomendamos que lo experimentéis estas vacaciones, sentiréis el poder de las cosas sencillas.
El desayuno es una oportunidad de oro para deleitaros con aquello que os gusta. Si disfrutáis con las cosas bonitas, no dudéis en poner ese mantel o en utilizar esas tazas que os parecen más especiales, en ocuparos de todos los detalles que harán de vuestro desayuno un momento único.
En esa bonita mesa de desayuno podéis servir pan, bizcocho o magdalenas ( cualquiera de estas preparaciones podéis elaborarlas en casa el día anterior, si os apetece), mantequilla, un buen aceite y mermeladas. También podéis poner algo de embutido, queso y huevos revueltos que dará ese equilibrio dulce-salado ideal en un desayuno. Y por supuesto, no os olvidéis de poner algo de fruta cortada o en zumo, café o té.
Una vez, dispuesto todo lo que consideréis necesario según vuestros gustos, ya sólo quedará disfrutar de ello mientras os llenáis de la mejor energía para conquistar el día que comienza.