La palabra Caligrafía puede remontar a muchos a esas primeras letras de nuestra edad infantil, tan redonditas y hechas a lápiz. En la edad adulta, la Caligrafía, es un modo de expresión, de encontrar un momento para uno mismo y, por qué no, una manera de sacar a la luz nuestro lado artístico.
La Caligrafía, cuya etimología proviene del griego (kallos, que significa “ belleza” y grafein” que significa escribir), es el arte de escribir a mano letras bellas, de dibujar las palabras.
Delicadeza, constancia y ritmo pausado son los aspectos que acompañan a cualquier persona que quiera adentrarse en este arte. Se trata de una actividad muy fácil de realizar en el lugar que consideréis más apropiado de vuestra casa. Ya si os decidís por caligrafía japonesa, china, árabe o latina, las herramientas que necesitáis para empezar pueden ser muy sencillas: papel y pluma de tintero con plumines de distinto grosor. También podéis hacer vuestra propia tinta con nogalina o adquirir en el mercado maravillosas tintas de variados colores adecuadas para la escritura manual.
Ejercitar el arte de la caligrafía os permitirá personalizar bonitas tarjetas de Navidad o de felicitación, invitaciones de boda o de otras celebraciones, hacer bonitos marcadores de libros para regalar o escribir los nombres de las distintas personas que se sientan alrededor de una mesa festiva. Todo ello tiene un hermoso componente estético, pero también un profundo toque emocional, pues seguro que cada palabra escrita a mano llegará al corazón del que la recibe.