El invierno nos ofrece la oportunidad de pasar más tiempo en casa, disfrutar de una vida más íntima y recogida. Es esta época la perfecta para poner en orden pequeños espacios del hogar que siempre van quedando olvidados, pero que un poco más ordenados emitirían esa armonía y paz que sabe darnos una buena organización. Repasamos algunos de estos pequeños espacios que pueden ir ordenándose en distintos momentos del fin de semana o en tardes frías.
Ordenar el costurero. ¿Dónde está ese botón azul marino cuando lo necesitáis? Es el momento de reunir los botones en un mismo sitio, los hilos, las agujas y los alfileres. Aunque no sepáis coser, un costurero básico de emergencia es muy útil en cualquier casa y si lo tenéis bien organizado tendréis sólo lo que necesitáis y siempre estará listo para que encontréis lo que buscáis.
Ordenar cajones. Si tenéis niños en casa habréis podido comprobar cómo les gusta que les mostréis esos cajones “de sastre” donde hay de todo. Para organizarlos, buscad la mesa más amplia que tengáis en casa para vaciar ahí vuestro cajón más caótico. Después, id desechando aquello que no le encontráis ninguna utilidad e id agrupando los distintos objetos por categorías. Después, buscad pequeñas cajas o bolsitas de tela donde reunir las distintas cosas por familias: lapiceros, clips, pilas, llaves, recuerdos…En este post os contamos en mayor profundidad cómo ordenar cajones.
Ordenar jerséis. Revisad si hay algún jersey que ya no os ponéis y que aún está en buenas condiciones para donarlo. Seguro que tenéis cerca alguna asociación benéfica a la que poder llevarlo. Es importante, además, dejar sitio para lo nuevo, así que ¿por qué no dedicar una tarde a revisar vuestros básicos de esta prenda tan de invierno? Cuando vayáis a colocarlos hacedlo por colores y por grosor. Por otro lado, la lana es el tejido estrella de la época invernal y su cuidado conlleva unos requisitos especiales. En The Home Academy os recordamos 6 pasos para cuidar las prendas de lana.
Ordenar el botiquín. Este es el típico espacio donde se acumulan cantidad de medicinas sin sentido. Comprobad la fecha de caducidad de las mismas o su utilidad futura para despejar lo máximo posible. Después revisad si contáis con los básicos de un botiquín: gasas, esparadrapo, tiritas, alcohol, termómetro… para reponerlo si es necesario. Y, por último, no olvidéis hacer un pequeño inventario de lo que tenéis para comprobar de un vistazo si contáis con lo que necesitáis.
Organizar cajones de cocina. Es una oportunidad para examinar si todo lo que guardáis en estos cajones os sigue siendo útil. Poned los cubiertos por un lado, agrupados por familias, y los útiles y gadgets por otro. Organizadlo de forma inteligente, sólo manteniendo aquellos utensilios que verdaderamente usáis en vuestra dinámica en la cocina.
Organizar el armario ropero de la entrada. Si sois de los afortunados que contáis con un armario ropero en el recibidor no desaprovechéis la oportunidad de tenerlo bien organizado. Miradlo con un enfoque práctico y pensad si con algún recurso de orden mejoraría su organización (alguna balda más, cajas, colgadores de tela para clasificar bolsos…). La idea es que podáis tener en este armario sólo los abrigos que usáis a diario, las botas de lluvia y otros accesorios de uso frecuente. Lo demás deberá estar en otros armarios de la casa. Si sois varios en la familia, es muy útil instalar una balda en este armario donde cada miembro tenga un pequeño contenedor donde dejar sus guantes, bufandas, llaves, gorros y otros accesorios. Si tenéis mascota, podéis incluir una pequeña caja donde dejar sus juguetes y accesorios para salir a la calle.
Ordenar el zapatero. Cuántas veces se guardan pares y pares de zapatos sin orden ni concierto. Dedicad un momento a revisar todos los zapatos que tenéis para decidir si queréis desprenderos de algunos. En este proceso, apartad aquellos que necesiten algún tipo de reparación para llevarlos a arreglar y aquellos que estén sucios. Si tenéis niños podéis enseñarles a limpiar zapatos con vosotros, os aseguramos que les encantará la experiencia.
Organizar la despensa. Revisad los distintos productos no perecederos que almacenáis y tirad lo que hayan caducado. Si tenéis paquetes abiertos de arroz, cous-cuous, fideos, frutos secos, cereales, harina, azúcar… es muy aconsejable que los guardéis en tarros de cristal para que no se derramen dentro del armario. Recopilad aquellos tarros que sean similares en tamaño para ordenar en armonía y etiquetad por fuera con el nombre del producto y su caducidad, todo cobrará más practicidad y limpieza. Cuando volváis a colocar los productos hacedlo por categorías (latas de conserva, pasta, mermeladas, arroz…) Si queréis conocer cuáles son los básicos de una despensa, podéis descubrirlo en este post.
Organizar el espacio de la limpieza. Es uno de los lugares que más se van olvidando y donde más caos se genera, ya que el uso de los productos y útiles que alberga son de uso muy frecuente. Revisad si hay algún producto de limpieza que ya no debe estar ahí y comprobad que los que se guardan queden limpios y en buen estado para su siguiente uso.
Organizar los archivos del ordenador. Y si trabajáis con vuestro portátil en casa, dedicad una tarde a reordenar vuestros documentos. Buscad la manera de organizar de una forma eficiente vuestros archivos, por temática y por fecha es lo más recomendable. La idea es que podáis tener un escritorio de pantalla despejado y que podáis encontrar fácilmente lo que buscáis.