Si tenéis la ocasión de dar un paseo por el campo o si habéis cultivado flores en el jardín, el verano es la época idónea para secarlas y así conservarlas durante el otoño-invierno.
Las hierbas aromáticas, como la lavanda, el romero, el tomillo, el orégano o la salvia, se pueden secar con mucha facilidad. La forma más sencilla de secarlas consiste en realizar pequeños ramilletes con ellas y colgarlas hacia abajo en un lugar seco y ventilado, lejos de la luz directa para que conserven su color.
El tiempo de secado suele oscilar entre las tres y cuatro semanas. Terminado este proceso, las hierbas aromáticas pueden servir para aromatizar aceite y otras muchas preparaciones culinarias. También podemos hacer saquitos de olor para perfumar cajones y armarios o realizar arreglos florales que ambienten nuestra casa.